Qué interesante artículo, Ainhoa. Me encanta como un simple cambio, como entregar las gafas cambia todo el proceso. Muy sabio tanto desde la psicología como desde el marketing (si es que se pueden separar en este ejemplo).
Muchas gracias Laura. A mi me parece fascinante cómo una simple modificación puede, como comentas, alterar todo un proceso. Creo que a veces esto se nos olvida. Nos fascinan las cosas épicas, las tecnologías revolucionarias... y a veces todo lo que necesitamos es pararnos a pensar y hacer pequeños ajustes.
Creo que la psicología y el marketing no se pueden separar ^^.
Qué buen tema, y el ejemplo tan claro como siempre. Obliga a reflexionar.
Es increíble lo común que es confundir a alguien inteligente o que posee información y conocimiento con alguien que tiene capacidad de acción. Hay un abismo entre los dos.
El miedo a la pérdida, el miedo al ridículo, la timidez (la madre de todas las mediocridades, decía Schwob) es la gran sombra.
Parece contrario al sentido común que ciertas personas carezcan por completo de esos miedos (incluso a un nivel de trastorno de personalidad, como un narcisismo agudo) y ser las más “exitosas”, sin importan obstáculos financieros y legales. La capacidad de acción o “agency” es el recurso humano más valioso en la sociedad de hoy.
Mi respuesta: los próximos días voy a cambiar una frase que digo con frecuencia. La intercambio por una nueva para ver qué ocurre.
Ah, y el título sin artículo también recuerda una versión del nirvana budista. 🪷
La confusión entre conocimiento y acción es habitual y suele llevar a sobrevalorar la capacidad de quienes acumulan información o muestran inteligencia. Sin embargo, poseer conocimientos no implica necesariamente la habilidad para aplicarlos. Esta confusión alimenta expectativas poco realistas, pues existe una distancia significativa entre el saber teórico y la acción efectiva, que con frecuencia pasa desapercibida.
Tal y como señalas, barreras internas como el miedo al ridículo, la timidez o el temor al fracaso dificultan el paso del conocimiento a la práctica. Llama la atención que quienes carecen de estos frenos, incluso si presentan rasgos extremos o problemáticos, suelen mostrar mayor capacidad de ejecución y obtienen resultados más tangibles.
La propuesta de modificar deliberadamente una expresión habitual para analizar su impacto resulta especialmente relevante. Convertir pequeñas decisiones en oportunidades de cambio permite cerrar la brecha entre pensar y actuar, y demuestra que el avance depende menos de lo que sabemos y más de lo que estamos dispuestos a poner en práctica.
Qué necesario lo que has escrito, Ainhoa. Me ha tocado especialmente porque creo que muchos de nosotros no vivimos faltos de información, sino de permiso. De permiso para cambiar, para soltar, para atrevernos.
Desde mi autenticidad, reconozco que también he convivido mucho tiempo con esa piedra en el tejado. No por ignorancia, sino por miedo a romper la imagen que tenía de mí. Porque, como bien dices, cambiar no es solo hacer algo diferente, es contarse una historia nueva sobre uno mismo.
La libertad no siempre llega con grandes decisiones. A veces empieza con un gesto pequeño que interrumpe la inercia. En mi caso, esa libertad se activó cuando dejé de intentar “encajar” en una vida que no me pertenecía y empecé a recorrer mundo buscando preguntas, no respuestas.
Y ahí llegaron las historias: cuando me fui de mochilero a Irlanda detrás de una novia que me dejó al llegar, y terminé recorriendo el país con una mochila y el corazón deshecho. O cuando un trabajo de tres meses en París se convirtió en tres años con una parisina que me volteó el alma. O cuando por trabajo pasé tres años entre Norteamérica y Latinoamérica, cambiando de cama, de idioma y de mirada.
Conexión es poder compartir todo eso y sentir que, al hacerlo, alguien al otro lado también se reconoce. Porque cambiar no es solo mejorar: es habitar una versión más honesta de uno mismo.
Y belleza es esto: leer un texto como el tuyo, que no solo informa, sino que no
Que bonito lo que has escrito Pedro. Me quedo con todo, pero especialmente con esto "Porque cambiar no es solo mejorar: es habitar una versión más honesta de uno mismo." No podría haberlo dicho mejor.
Qué interesante artículo, Ainhoa. Me encanta como un simple cambio, como entregar las gafas cambia todo el proceso. Muy sabio tanto desde la psicología como desde el marketing (si es que se pueden separar en este ejemplo).
Muchas gracias Laura. A mi me parece fascinante cómo una simple modificación puede, como comentas, alterar todo un proceso. Creo que a veces esto se nos olvida. Nos fascinan las cosas épicas, las tecnologías revolucionarias... y a veces todo lo que necesitamos es pararnos a pensar y hacer pequeños ajustes.
Creo que la psicología y el marketing no se pueden separar ^^.
Esa estrategia es muy buena toca los puntos sensibles de la gente. la diferencia entre vender conociendo a tu cliente o vender por fuerza bruta.
La historia es muy buena.
Coincido, la historia es una lección de marketing brutal.
Qué buen tema, y el ejemplo tan claro como siempre. Obliga a reflexionar.
Es increíble lo común que es confundir a alguien inteligente o que posee información y conocimiento con alguien que tiene capacidad de acción. Hay un abismo entre los dos.
El miedo a la pérdida, el miedo al ridículo, la timidez (la madre de todas las mediocridades, decía Schwob) es la gran sombra.
Parece contrario al sentido común que ciertas personas carezcan por completo de esos miedos (incluso a un nivel de trastorno de personalidad, como un narcisismo agudo) y ser las más “exitosas”, sin importan obstáculos financieros y legales. La capacidad de acción o “agency” es el recurso humano más valioso en la sociedad de hoy.
Mi respuesta: los próximos días voy a cambiar una frase que digo con frecuencia. La intercambio por una nueva para ver qué ocurre.
Ah, y el título sin artículo también recuerda una versión del nirvana budista. 🪷
La confusión entre conocimiento y acción es habitual y suele llevar a sobrevalorar la capacidad de quienes acumulan información o muestran inteligencia. Sin embargo, poseer conocimientos no implica necesariamente la habilidad para aplicarlos. Esta confusión alimenta expectativas poco realistas, pues existe una distancia significativa entre el saber teórico y la acción efectiva, que con frecuencia pasa desapercibida.
Tal y como señalas, barreras internas como el miedo al ridículo, la timidez o el temor al fracaso dificultan el paso del conocimiento a la práctica. Llama la atención que quienes carecen de estos frenos, incluso si presentan rasgos extremos o problemáticos, suelen mostrar mayor capacidad de ejecución y obtienen resultados más tangibles.
La propuesta de modificar deliberadamente una expresión habitual para analizar su impacto resulta especialmente relevante. Convertir pequeñas decisiones en oportunidades de cambio permite cerrar la brecha entre pensar y actuar, y demuestra que el avance depende menos de lo que sabemos y más de lo que estamos dispuestos a poner en práctica.
Qué necesario lo que has escrito, Ainhoa. Me ha tocado especialmente porque creo que muchos de nosotros no vivimos faltos de información, sino de permiso. De permiso para cambiar, para soltar, para atrevernos.
Desde mi autenticidad, reconozco que también he convivido mucho tiempo con esa piedra en el tejado. No por ignorancia, sino por miedo a romper la imagen que tenía de mí. Porque, como bien dices, cambiar no es solo hacer algo diferente, es contarse una historia nueva sobre uno mismo.
La libertad no siempre llega con grandes decisiones. A veces empieza con un gesto pequeño que interrumpe la inercia. En mi caso, esa libertad se activó cuando dejé de intentar “encajar” en una vida que no me pertenecía y empecé a recorrer mundo buscando preguntas, no respuestas.
Y ahí llegaron las historias: cuando me fui de mochilero a Irlanda detrás de una novia que me dejó al llegar, y terminé recorriendo el país con una mochila y el corazón deshecho. O cuando un trabajo de tres meses en París se convirtió en tres años con una parisina que me volteó el alma. O cuando por trabajo pasé tres años entre Norteamérica y Latinoamérica, cambiando de cama, de idioma y de mirada.
Conexión es poder compartir todo eso y sentir que, al hacerlo, alguien al otro lado también se reconoce. Porque cambiar no es solo mejorar: es habitar una versión más honesta de uno mismo.
Y belleza es esto: leer un texto como el tuyo, que no solo informa, sino que no
Que bonito lo que has escrito Pedro. Me quedo con todo, pero especialmente con esto "Porque cambiar no es solo mejorar: es habitar una versión más honesta de uno mismo." No podría haberlo dicho mejor.
Muchas gracias por leer!