La vida es muy inusual.
¿Alguna vez te has detenido a pensar qué eventos han marcado más tu vida? ¿Fueron los momentos ordinarios o los extraordinarios?
Dale una vuelta.
La vida no es predecible ni lineal, es inherentemente incierta.
Vivimos en un mundo complejo, que rebosa incertidumbre y a veces se nos atraganta.
¿Quién no trata de controlar lo que ocurre a su alrededor en mayor o menor medida?
A menudo tratamos de gestionar la incertidumbre de la mejor manera posible. Pero ¿son las herramientas que utilizamos realmente adecuadas?
Una de las formas preferidas del ser humano para tomar decisiones son las heurísticas, que son reglas prácticas o atajos mentales que solemos usar para tomar decisiones rápidas. Estas estrategias de pensamiento simplificadas se basan en experiencias pasadas o intuiciones.
Son útiles, claro. La evolución no conserva nada que no sirva.
Pero, ¡ojo!
No son infalibles.
Tienen limitaciones significativas.
Veamos cuáles:
1. Simplificación excesiva de la realidad:
En vez de analizar todas las variables, usamos estas reglas para llegar a conclusiones rápidas y generalmente efectivas.
2. No permiten anticipar Cisnes Negros:
Las heurísticas, basadas en lo que ya conocemos, no anticipan esos eventos raros e impactantes.
3. Son eficientes, pero no siempre precisas:
Este desequilibrio puede ser problemático cuando los errores tienen consecuencias graves.
4. Están influidas por los sesgos cognitivos:
Estos patrones de pensamiento pueden llevar a interpretaciones erróneas de la realidad, basándonos en información parcial o incorrecta.
Por tanto, aunque en muchos casos nos serán de gran ayuda, especialmente en situaciones cotidianas donde la rapidez es esencial, en otras es vital reconocer sus limitaciones y buscar análisis más detallados.
Ser capaz de discernir cuándo usarlas es una habilidad valiosa.
Tendemos a creernos todólogos, sobreestimamos lo que sabemos y subestimamos lo desconocido, creyendo así mantener a raya la incertidumbre. Caemos en el efecto Dunning- Kruger y nos sorprende el Cisne Negro.
Y tenemos esa habilidad tan humana de ser directores y protagonistas de las películas que se ruedan en el escenario de nuestra propia mente.
Tenemos esa inclinación natural a crear historias para entender el mundo y comunicar la información compleja, pero a veces simplifican y distorsionan la realidad.
La tendencia humana a crear narrativas coherentes pero incompletas refleja nuestra necesidad de encontrar sentido en el caos.
Nos fastidia que la vida sea incierta.
Nos consuela más una historia dudosa que una verdad incómoda.
¿De qué iba a tener tanto éxito Rappel si no?
Las historias son poderosas, pero debemos ser cautelosos con ellas, asegurándonos de que no nos cieguen ante la complejidad y la incertidumbre del mundo real.
Observa a la gente a tu alrededor. Verás que a menudo seleccionan datos anecdóticos que confirman sus creencias, ignorando lo contradictorio.
Y tú mismo, ¿no te pillas haciendo lo mismo?
Cualquier persona que busque la confirmación encontrará la suficiente evidencia para engañarse a sí mismo e incluso a los demás. Sin embargo, la selección de sucesos convenientes jamás constituirá una prueba.
Nos tomamos muy en serio lo que creemos saber, pero la información más valiosa suele estar en lo que desconocemos, en esos libros no leídos.
Si no aceptamos que estamos inherentemente limitados por nuestra ignorancia, acabaremos sufriendo de ceguera psicológica, tal como indica Taleb en el Cisne Negro, para expresar la incapacidad de ver la realidad tal como es debido a nuestros propios sesgos cognitivos.
Entonces, ¿cuál es el antídoto?
Ser escéptico.
Ser humilde.
Quiero ser Sexto Empírico.
¿Quién?
Sexto Empírico fue un filósofo escéptico griego que vivió aproximadamente entre los siglos II y III d.C.
Es conocido principalmente por sus obras en las que expone el escepticismo pirrónico, que defiende la suspensión del juicio y la apertura al conocimiento y las experiencias.
En situaciones críticas, es esencial complementar las heurísticas con análisis más rigurosos y datos completos.
Algunas ideas de fácil implementación:
El ensayo y error como enfoque práctico para manejar la incertidumbre y adaptación continua en la vida.
Olvidar las teorías preestablecidas, probar diferentes enfoques y aprender de los fracasos es lo que te llevará a desarrollar soluciones efectivas.
El escepticismo es tu aliado. Los antiguos escépticos defendían la “ignorancia erudita”, es decir, reconocer la limitación del conocimiento humano como un primer paso hacia la búsqueda honesta de la verdad.
Cuestiona las simplificaciones y mantente abierto a la posibilidad de error.
Evita las certezas absolutas y a quienes las pregonan.
La vida es una gama de grises maravillosa.
El escepticismo nos protege de la rigidez mental y nos mantiene receptivos a nuevos descubrimientos.
Los sesgos y las narrativas son consustanciales al ser humano. No podemos eliminar estos fenómenos psicológicos, ni Daniel Kahneman podía, pero tampoco hace falta encariñarse con ellos.
Podemos reconocerlos y mitigarlos para mejorar la precisión de nuestras decisiones. Esto implica cuestionar nuestras creencias y narrativas y estar dispuestos a considerar información contradictoria para aspirar a una comprensión más profunda y honesta de la realidad.
La serendipia o valorar lo inesperado. Debemos estar abiertos a lo desconocido y a los descubrimientos fortuitos.
A lo inesperado para aprovechar al máximo las oportunidades imprevistas. Muchas veces el conocimiento se adquiere a través de procesos indirectos y aleatorios.
No asumamos que un evento adverso es negativo; sus consecuencias podrían ser beneficiosas.
La vida, en su esencia, es una combinación de incertidumbre, complejidad y potencial para el descubrimiento. Es un equilibrio entre lo conocido y lo desconocido, entre la certeza y la duda.
El mundo nos presenta tanto desafíos como oportunidades.
La aceptación de nuestra ignorancia y la apertura a la serendipia nos permiten no solo sobrevivir, sino prosperar en un mundo complejo y en constante cambio.
Si quieres ganar en la vida, sé escéptico, acepta tus limitaciones y el poder transformador que tienen los cisnes negros, itera rápido y exponte y abraza la serendipia.
Lo dejamos aquí por hoy.
Nos leemos en unos días.
Ainhoa.
Texto enriquecedor como de costumbre, que aporta nuevos conocimientos y también un recordatorio de otros ya adquiridos. Gracias nuevamente Ainhoa por compartir y enriquecer mis conocimientos con tus explicaciones para todos los públicos. Ahora el escepticismo es mi verdadero amigo. Un abrazo